Choquequirao o «la cuna del oro» son unas ruinas de la ciudad que primero fue de los «Chankas» y luego de los incas. Choquequirao está en medio de la nada y se considera como una ciudad hermana de Machu Picchu. Llegar supone dos días caminando por el medio de los Andes, junto al río Apurímac. ¡Vamos allá!

Ficha ténica

  • Enlace al Track: ruta a Choquequirao (wikiloc)
  • Distancia y desnivel: 45 km +4450 -4450 m (Ida y vuelta por el mismo camino)
  • Duración: 4 días
  • Dificultad: Mediana
  • Material: Tienda, Mochila, comida para 4 días, una bolsa no rígida si se quiera contratar mulas.
  • Info: Posibilidad de comprar cosas en Cachora, con menos opciones que si compras en Cusco. Si se quiere, se puede organizar mulas en el teléfono 979772105, también hablando con el arriero Carlos (984031124) o directamente en la plaza de Cachora en persona (precio 40 soles por día y mula). También se puede hacer sin mulas llevando el peso tu mismo. Hay un proyecto para construir un teleférico directo a las ruinas, pero hasta ahora (2021), aún no se ha construido y la única manera de llegar es a pie. Precio de la entrada a las ruinas: 60 soles (se paga en el  puesto en el km 17).

Mapa Ruta Choquequirao

Día 1: Capuliyoc-Chiquisca  (7.5 km, +70, -1100 m)

Con Marjorie y Katja nos levantamos temprano y vamos hacia la calle Arcopata en Cusco, donde enseguida encontramos un conductor que nos lleva hasta Cachora, donde comienza nuestra aventura.

La salida de Cusco es muy espectacular, cruzando la zona alta con vacas de Ancahuasi, y luego bajando a las áreas más cálidas de Limatambo y Curahuasi donde producen mango, mandarinas y aguacate (palta en peruano), para volver a subir de nuevo.

Cachora está bastante alto,  a unos 3000 metros. Aquí nos registramos y comemos junto a la comisaría, en un lugar donde cocina una señora que espara chuparse los dedos. Creo recordar que era el restaurante René.

Restaurante René

Mar, la cocinera y Katja

Como vamos un poco justos de tiempo, hemos arreglado el viaje con una señora de Cachora, que nos ha organizado las mulas (tel 979 772 105). Tendremos 2 mulas y un «arriero» que nos llevarán el equipaje por 80 soles al día.
Para ahorrarnos 10 km de pista, vamos hasta Capuliyoc en «carro», donde empezamos a caminar hacia las 2 de la tarde. Aquí también conocemos a Carlos Peña Damián (tel 984 031 124), nuestro arriero, un hombre de pocas palabras que se va animando durante el transcurso del viaje.
Equipo en Capulyioc Choquequirao
Inicio del camino en Capuliyoc
Unos 1.400 metros más abajo pasa el río Apurímac, y los «Apus» o montañas sagradas a nuestro alrededor tienen varias nubes pegadas que dan al paisaje un toque místico.
Cochequirao trail

Inicio del camino hacia Choquequirao

Vamos bajando embelesados ​​por un camino ancho y fácil de caminar, y al cabo de tres horas llegamos al campamento de Chiquisca, donde nos instalamos antes de que se haga de noche.
Coquequirao hike
Katja charla con Carlos, que camina con las «ojotas», sandalias que usan los «arrieros»

 

Hike Choquequirao

Mar bajando hacia el campamento de Chiquisca

 

Choquequirao Apurimac
Marjorie, siempre preparada para hacer una buena foto, y el río Apurímac

Día 2: Chiquisca – Campamento Choquequirao (12 km, +1800 m, -800 m)

El segundo día nos levantamos temprano, con el cielo bien desapacible. En verdad es una bendición, ya que hoy es un día donde tendremos que subir mucho, ¡y hacerlo sin sol será fantástico!

Al cabo de una hora llegamos a Playa Rosalina donde nos registramos en un libro de visitantes, y cruzamos el puente sobre el río Apurímac mientras cae una fina lluvia.

Choquequirao Apurímac

Bajando al río Apurímac

La subida es bastante dura, pero el hecho de llevar mochila ligera ayuda. Comemos en un pueblecito que se llama Marampata, a unos 3000 metros, y el tiempo comienza a mejorar. Hablamos con una pareja local y nos dicen que sus antepasados ​​fueron soldados desertores que se instalaron aquí a finales del siglo XIX, huyendo de la guerra del guano entre Chile y Perú.

Choquequirao Marampata
Marjorie y Katja en Marampata

 

El tiempo va mejorando y el paisaje es espectacular, con las casitas de Marampata rodeadas de prados verdes y la Garganta del Apurímac al fondo del valle. Comemos rodeados de gallinas y un gato.

Continuamos caminando y llegamos a la puerta de control, donde pagamos 60 solas por persona. Los guardas nos comentan que las ruinas reciben unos 20-30 visitantes por día de promedio. Hay varios planes para acercar más visitantes a las ruinas, a través de una telecabina, que cambiará drásticamente la visita de este sitio.

Al cabo de un rato, vemos las primeras terrazas de Choquequirao en la otra parte de la montaña. Katja flipa, se pregunta: «¿cómo alguien puede haber hecho terrazas de agricultura en un lugar tan loco?». Están al borde de un precipicio gigante.

Carlos nos dice que las terrazas que vemos tienen forma de «picaflor» (colibrí). Los peruanos tienen una gran imaginación a la hora de ver formas en las piedras, montañas y ruinas, y afirmamos dándole la razón. Katja se nos acerca en privado y nos susurra: «¡Yo creo que se parece más a un chanchito!» (Un cerdito).

Choquequirao terrazas inferiores

Terrazas inferiores Choquequirao

Katja flipando con las construcciones incas
Inferior Terraces Choquequirao
¿Colibrí o «chanchito»?
Acampamos en el campamento de Choquequirao con un cielo claro, que nos permite ver la Cruz del Sur y otras constelaciones. Carlos esta noche está bien hablador y nos cuenta historias de cuando acompañó a los arqueólogos cuando estaban explorando las ruinas, y de todas las teorías que él tiene sobre Choquequirao, que era en el pasado, que querían decir las constelaciones según sus antepasados ​​incas … También nos hace un croquis de qué nos recomienda ver al día siguiente, ya que él volverá a Marampata para que coman los caballos.

Día 3: Visita a las ruinas y noche en el campamento Santa Rosa Baja (9 km, -1.240 metros)

¡Hoy es el gran día! ¡Nos levantamos temprano, desayunamos y vamos hacia las ruinas!

La plaza principal de Choquequirao se encuentra a 3075 metros de altitud y es un lugar espectacular. Si bien el acabado de las ruinas de roca metamórfica no es tan fino como el de Machu Picchu, hecho de granito blanco, el lugar es de una belleza sublime, con el cañón al fondo del Apurímac y con glaciares en la distancia. Como Machu Picchu, la ciudad nunca fue descubierta por los españoles.

El 70 por ciento de las ruinas todavía están debajo de la vegetación, el lugar es bastante grande y tardamos 6 horas en explorarlo a fondo. ¡Marjorie hoy tiene una energía desbordante y sube por todas partes como si fuera una cabra! Es un privilegio vivir este espíritu explorador sin prisas ni cientos de personas haciéndose fotos con «selfie-sticks» alrededor.

A la plaza principal llega un acueducto fantástico, que viene de una colina donde hay edificios religiosos y unas «colcas» o almacenes. Junto a la plaza hay unos edificios gigantes muy bien conservados y otros más pequeños que piensan que eran talleres.

Choquequirao plaza Principal Main square
Plaza principal, con un canal de agua proveniente de la zona superior donde hay colcass o almacenes
Choquequirao

Detalle de una edificación en Choquequirao

Choquequirao
Edificios contiguos a la plaza principal
Subimos a una colina donde se cree que se hacían ceremonias y más allá hay «la casa del sacerdote«, unas construcciones cuadrangulares junto a un mirador donde se ve todo el esplendor del río Apurímac y de los valles de alrededor.
Choquequirao vistas casa del sacerdote
Vistas hacia el Oeste: el río Apurímac al fondo del valle y las ruinas de Choquequirao a la derecha

El lugar donde alucinamos más son las terrazas de las «llamas del sol». Son unas terrazas que apuntan al oeste y intentamos recordar lo que nos explicó Carlos.

Empezando por debajo, hay un pastor que se parece a la constelación inca del pastor, con una honda, y más arriba hay una llama sola que unas terrazas más arriba se convierte en una llama con una cría. Las llamas son más y más abundantes a medida que vas subiendo.

Arriba de todo hay una serpiente o «Amaru», un animal que conecta el mundo que nos rodea o «hanakpacha» con el inframundo «ukupacha«. Las llamas miran hacia el norte, de donde sale la constelación inca de la «llama brillante» (la lira).

Choquequirao Llamas del Sol
Las «llamas del sol»
Choquequirao Pastor Llamas del Sol
Pastor al pie de las «llamas del sol»

 

Choquequirao Llamas del Sol
Katja y una «llama del sol»
¡Equipo Choquequirao!
Cansados ​​y satisfechos abandonamos las ruinas y volvemos por el camino que hicimos ayer hasta el campamento de Santa Rosa Baja. Si se dispone de más tiempo, se puede continuar hacia Machu Picchu (3-5 días) o hacia Vilcabamba (aún más días).

Día 4: Santa Rosa Baja – Capuliyoc (12.3 km, + 1530 m, -600 m)

Hoy ya sólo nos queda volver. Nos levantamos temprano, a las 4, para evitar el calor, y empezamos a caminar con los frontales. A las 7 llegamos a Chiquisca y subimos hacia Capuliyoc donde llegamos hacia las 10 de la mañana. Justamente a esta hora hay coches que han llevado excursionistas que comenzarán la ruta. ¡Es una ruta bastante dura y miramos como sonríen mientras pensamos: no sabéis lo que os espera!
Choquequirao Capuliyoc

Choquequirao desde cerca de Capuliyoc

Nos despedimos de Carlos y aprovechamos para volver al Cusco en uno de estos coches. ¡No para de sorprenderme lo fácil que es moverse por Perú!

¡Dejamos los trastos en casa y vamos hasta el Casilda, un restaurante con comida típica peruana para celebrar como es debido una buena aventura!

«Provecho»!

Yep Yep Yep